Dice el dictado que el pez, por la boca muere. Mordió el anzuelo el mandamás de la Sociedad Rural, y junto con él, hicieron claque los “disidentes”, porque de “federales” no tienen un carajo. Y ahí todos se sacaron la careta. Unos, la careta del “campo”, eufemismo con el cual embaucaron a una porción considerable de la clase media, esa del medio pelo. Y los otros, se sacaron la careta de peronistas, porque el ruedo de Palermo SIEMPRE fue oligárquico. Siempre identificado con el más crudo antiperonismo.
Pero vamos a lo que interesa.
A “los que bajaron de los barcos” (primera o segunda leva, no importa) les decimos que había pueblos originarios que eran dueños de esta tierra, y que fueron sojuzgados y asesinados en nombre de una barbarie travestida de “civilización”. Muchos de nosotros tenemos en nuestras venas sangre europea 100%, pero no somos ni ladrones ni asesinos. Aceptamos de corazón a esas camadas de inmigrantes que forjaron una parte fundamental de nuestra historia, pero les exigimos respeto por todos los pueblos, sin distinción de raza, religión o cultura. Lo que no podemos aceptar es la prepotencia de creerse superiores, porque no lo son. El color de la piel no garantiza valores éticos o morales, mucho menos humanos. Por eso clarito, es hora de decirles a todos estos “que vinieron en los barcos” que serán bienvenidos si vienen a compartir, respetar e integrarse. Pero si vienen a mangonear, explotar o desrespetar, pueden volverse a sus tierras de origen.
La segunda cosa para aclarar es justamente que la Patria no es la estancia. La ciudadanía no es la peonada, Sr. Biolcati. Y la peonada, al menos en la época del General, no era manada de ovejas. Lamentablemente, hoy tenemos que estar luchando para que se respeten sus derechos, que durante la dictadura de Martínez de Hoz fueron conculcados...y nadie hizo más nada. Hasta ahora, en la que se intenta legislar nuevamente sobre esa injusticia social.
La Patria es de todos, por igual. Cada ciudadano, un voto. Rico, pobre, culto, analfabeto. Así es la democracia. Esos ex-peronistas que lo aplaudieron el otro día en la Rural mientras Ud. se cagaba en la Justicia Social, saben muy bien de comprar votos y conciencias con bolsitas de comida y otras yerbas. Fue una degradación de ese pseudo-peronismo que gobernó en los 90. Porque la compra de votos era en la época de los conservadores. Perón nunca tuvo que comprar votos. Ni cuando estuvo en el Gobierno ni tampoco en los 17 años de su exilio. Y hoy también, porque resurge aquel peronismo que enarbola la bandera de la Justicia Social, es que el asunto no va a decidirse con la bolsita de comida, y sí con la conciencia colectiva.
Por último, Sr. Biolcati, hubo un gran cantor argentino que se hizo famoso con aquellas coplas de “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Parafraseando a Atahualpa, le digo: “el dolor, el sacrificio, el esfuerzo es todo nuestro, del pueblo. Las vaquitas son de Uds. Pero la Patria, es nuestra! ” (Ah, las calles son de la comunidad, y las leyes son para ser cumplidas!)
Fue realmente lamentable el discurso de Biolcati, reivindicando el Centenario en pleno Bicentenario.
ResponderExcluirPero siguen pensando bajo ese esquema, ese que dice que el campo es la Patria y que la Argentina debe ser un país agroexportador.
Y lo más lamentable es que fueron muchos los que los apoyaron durante 2008 y parte de 2009. Incomprensible, cuando les decían en la cara que debían pagar el lomo a 80 pesos o comprar el pan al precio internacional del trigo.
Pero como bien decís: se siguen cayendo las caretas y cada vez se muestran más con su verdadero rostro.
Saludos, Eduardo.