Paré de
escribir en estos dos meses y medio que pasé en Argentina. Era
momento de escuchar, de ver, de reflexionar. De percibir y descubrir
las realidades ocultas que se mueven a través de los hechos, dichos
y avatares protagonizados por los seres humanos que viven en esta
parte del planeta. Sean compañeros de caminata, sean amorfos
caminantes zigzagueantes (la mayoría) o sean aquellos que a la vera
del camino, tiran piedras y mierda para ese pueblo que avanza,
respondiendo a los grandes intereses contra los que luchamos
concientemente.
Como he
visto muchos signos de locura por estas bandas, me surge un
raciocinio sereno, que busca lucidez. Nada de responder estúpidamente
a las estupideces, sino intentar encender una luz en medio de la
oscuridad. Ante una banda de fanáticos, no podemos caer en el
fanatismo. Porque en lugar de avanzar, retrocedemos.
Con ese
espíritu, vamos a las premisas.
1º La
vieja dicotomía “Dios y el Diablo” la podemos resumir
modernamente en valores humanos y valores materiales, dos caras de
una misma moneda pero que innúmeras veces se confrontan, y uno
prevalece sobre el otro. El Diablo hoy se llama Sr. Dinero o Sr.
Capital. Porque ambos son buenos cuando subordinados a algo superior.
Pero son terriblemente esclavizantes cuando se convierten en el poder
dominante.
2º PODER
DOMINANTE. Para los caceroludos y muchos otros más, el poder
dominante es el Gobierno, los “K”, Cristina, o “la yegua”
como irrespetuosamente la llaman. Es el poder político,
legítimamente conquistado con casi un 55% de votos. En una
democracia, debería ser el poder principal, nunca el único. Pero la
realidad dentro de esta sociedad es bien otra. Siempre existió el
poder atrás del trono, aquellos grupos de poder que, en forma oculta
o manifiesta, influían en las decisiones de los gobernantes. Por
supuesto defendiendo sus intereses, en general contrarios a los de la
mayoría. La historia está plagada de todos estos manejos e
influencias. Los que son poderosos por sus cuentas bancarias,
terminan comprando voluntades y conciencias.
3º LA
LIBERTAD. La mayoría de los que cacarean reclamando libertad, no
tienen noción de lo que es esclavitud. Siendo ellos esclavos, se
creen libres. No reclaman por laburo, o por educación, o por
expresión. Reclaman por comprar dólares, por viajar al exterior,
por la carestía de la vida. Ni que hablar de los que gritan por
seguridad, pero no son capaces de organizarse como sociedad, para
darse parámetros de seguridad. La bendita hipocresía de siempre,
que pone la culpa siempre en los otros y no hace el examen de
conciencia para ver también en qué ellos están fallando. La misma
maldad del asaltante encañonando está en el evasor de impuestos o
la cadena de precios inescrupulosa, gananciosa al mango, que provoca
una “inseguridad social/económica” en el común de la gente.
Pero eso nadie lo ve.
4º
DIAGNOSTICO INTELIGENTE. Sólo es posible con una autocrítica
honesta, con un diálogo sincero, con una postura racional y no
fanática. Dejemos el fanatismo para los fundamentalistas iraníes.
Asumamos errores, y sepamos separar la paja del trigo. Y
fundamentalmente, busquemos ser ACTORES de nuestras proprias vidas,
y no meros instrumentos de la ambición de nadie. Válido también para varios de nuestro lado.
5º
SOLDADOS CONCIENTES. Cuando estemos convencidos de lo que está en
juego y del ideal de vida que queremos, entonces es hora de no
quedarnos como meros espectadores y participar. Luchemos por ser
verdaderamente libres, sin ataduras esclavizantes ni mucho menos
dependencias económicas. Y aquella dicotomía de la que hablaba
inicialmente, la formulo ahora políticamente hablando como
Pueblo/Imperio. Unos optamos por ser soldados del pueblo, otros son
idiotas útiles o diablillos malditos al servicio del Imperio.
6º A LOS
CUMPAS DE LA MILITANCIA: En toda lucha, hay momentos difíciles,
entusiasmos o bajones ocasionales, mayor o menor claridad en las
estrategias para lograr los objetivos comunes. Hay que atravesar
zonas densas, con tormentas eléctricas y vientos derrubantes. La
clave es mantener la constancia, la perseverancia. No podemos bajar
los brazos porque son ellos los que sostienen este proyecto nacional
y popular que para algunos es un simple slogan, pero para otros es un
ideal de toda la vida, o incluso recién descubierto.
La
reciente elección venezolana nos dejó un claro ejemplo de lo que
significa estar todos en el mismo barco. El triunfo arrasador del
Comandante nos dio un respiro, pero también es un alerta. Somos el
55 %, pero hay un 45% contra. Y en vez de putear, es nuestro laburo
escuchar lo que ellos dicen, y explicar a los que se oponen de buena
fe, para que quede aislada la minoría que defiende los privilegios.
Dejé
para el final la explicación del título de este posteo. La
paciencia en el sentido bíblico no es resignación ni mucho menos
una espera de brazos cruzados. Todo lo contrario. Es la
perseverancia, la insistencia, la terquedad del curso del río, que
cuando encuentra un obstáculo busca dar la vuelta para superarlo...y
continuar su curso normal.
Esa es la
paciencia que en estos momentos necesitamos. Y para ello, es
fundamental que estemos UNIDOS Y ORGANIZADOS.
Nenhum comentário:
Postar um comentário