segunda-feira, 15 de outubro de 2012

¡¡¡PACIENCIA!!!


Paré de escribir en estos dos meses y medio que pasé en Argentina. Era momento de escuchar, de ver, de reflexionar. De percibir y descubrir las realidades ocultas que se mueven a través de los hechos, dichos y avatares protagonizados por los seres humanos que viven en esta parte del planeta. Sean compañeros de caminata, sean amorfos caminantes zigzagueantes (la mayoría) o sean aquellos que a la vera del camino, tiran piedras y mierda para ese pueblo que avanza, respondiendo a los grandes intereses contra los que luchamos concientemente.
Como he visto muchos signos de locura por estas bandas, me surge un raciocinio sereno, que busca lucidez. Nada de responder estúpidamente a las estupideces, sino intentar encender una luz en medio de la oscuridad. Ante una banda de fanáticos, no podemos caer en el fanatismo. Porque en lugar de avanzar, retrocedemos.
Con ese espíritu, vamos a las premisas.

1º La vieja dicotomía “Dios y el Diablo” la podemos resumir modernamente en valores humanos y valores materiales, dos caras de una misma moneda pero que innúmeras veces se confrontan, y uno prevalece sobre el otro. El Diablo hoy se llama Sr. Dinero o Sr. Capital. Porque ambos son buenos cuando subordinados a algo superior. Pero son terriblemente esclavizantes cuando se convierten en el poder dominante.

2º PODER DOMINANTE. Para los caceroludos y muchos otros más, el poder dominante es el Gobierno, los “K”, Cristina, o “la yegua” como irrespetuosamente la llaman. Es el poder político, legítimamente conquistado con casi un 55% de votos. En una democracia, debería ser el poder principal, nunca el único. Pero la realidad dentro de esta sociedad es bien otra. Siempre existió el poder atrás del trono, aquellos grupos de poder que, en forma oculta o manifiesta, influían en las decisiones de los gobernantes. Por supuesto defendiendo sus intereses, en general contrarios a los de la mayoría. La historia está plagada de todos estos manejos e influencias. Los que son poderosos por sus cuentas bancarias, terminan comprando voluntades y conciencias.

3º LA LIBERTAD. La mayoría de los que cacarean reclamando libertad, no tienen noción de lo que es esclavitud. Siendo ellos esclavos, se creen libres. No reclaman por laburo, o por educación, o por expresión. Reclaman por comprar dólares, por viajar al exterior, por la carestía de la vida. Ni que hablar de los que gritan por seguridad, pero no son capaces de organizarse como sociedad, para darse parámetros de seguridad. La bendita hipocresía de siempre, que pone la culpa siempre en los otros y no hace el examen de conciencia para ver también en qué ellos están fallando. La misma maldad del asaltante encañonando está en el evasor de impuestos o la cadena de precios inescrupulosa, gananciosa al mango, que provoca una “inseguridad social/económica” en el común de la gente. Pero eso nadie lo ve.

4º DIAGNOSTICO INTELIGENTE. Sólo es posible con una autocrítica honesta, con un diálogo sincero, con una postura racional y no fanática. Dejemos el fanatismo para los fundamentalistas iraníes. Asumamos errores, y sepamos separar la paja del trigo. Y fundamentalmente, busquemos ser ACTORES de nuestras proprias vidas, y no meros instrumentos de la ambición de nadie. Válido también para varios de nuestro lado.

5º SOLDADOS CONCIENTES. Cuando estemos convencidos de lo que está en juego y del ideal de vida que queremos, entonces es hora de no quedarnos como meros espectadores y participar. Luchemos por ser verdaderamente libres, sin ataduras esclavizantes ni mucho menos dependencias económicas. Y aquella dicotomía de la que hablaba inicialmente, la formulo ahora políticamente hablando como Pueblo/Imperio. Unos optamos por ser soldados del pueblo, otros son idiotas útiles o diablillos malditos al servicio del Imperio.

6º A LOS CUMPAS DE LA MILITANCIA: En toda lucha, hay momentos difíciles, entusiasmos o bajones ocasionales, mayor o menor claridad en las estrategias para lograr los objetivos comunes. Hay que atravesar zonas densas, con tormentas eléctricas y vientos derrubantes. La clave es mantener la constancia, la perseverancia. No podemos bajar los brazos porque son ellos los que sostienen este proyecto nacional y popular que para algunos es un simple slogan, pero para otros es un ideal de toda la vida, o incluso recién descubierto.
La reciente elección venezolana nos dejó un claro ejemplo de lo que significa estar todos en el mismo barco. El triunfo arrasador del Comandante nos dio un respiro, pero también es un alerta. Somos el 55 %, pero hay un 45% contra. Y en vez de putear, es nuestro laburo escuchar lo que ellos dicen, y explicar a los que se oponen de buena fe, para que quede aislada la minoría que defiende los privilegios.


Dejé para el final la explicación del título de este posteo. La paciencia en el sentido bíblico no es resignación ni mucho menos una espera de brazos cruzados. Todo lo contrario. Es la perseverancia, la insistencia, la terquedad del curso del río, que cuando encuentra un obstáculo busca dar la vuelta para superarlo...y continuar su curso normal.

Esa es la paciencia que en estos momentos necesitamos. Y para ello, es fundamental que estemos UNIDOS Y ORGANIZADOS.