Meditando en voz alta...
LA PATRIA GRANDE
A veces hay que llamarse a silencio para meditar sobre lo
que nos sucede como colectivo, entender lo que está en juego, y encontrar
propuestas superadoras, positivas. Trato de ordenarlas, con el afán de aportar
un poquito de luz en medio de la oscuridad, si eso le sirve a alguien. Descarto
de cuajo la tentación de quedarse em lamentos y llantos, porque son al pedo. Se
trata de entender cómo es posible que nos haya pasado lo que nos está pasando.
También descarto la maldita costumbre de poner la culpa en
los otros, sin hacer una autocrítica sincera y humilde. Eso de pasar facturas
no sirve para un carajo, excepto vanidad de vanidades. No se sale de la mierda
tirando mierda.
Pasé más de 60 días en Argentina, intentando entender lo que
sentía el hombre común. Tuve la suerte de participar de aquella gesta heroica
aquel jueves cuando la quisieron detener a Hebe
y a la semana siguiente a la marcha 2000 de las Madres. Y en este último
mes y medio, gracias a la tecnologia que suprime las distancias, pude meditar desde
Brasil las charlas de Cristina en ATE, en La Plata, en Quito y finalmente ayer
en Atlanta. También acompañar a las Madres todos los jueves, ver a esas viejas
polentas vestir sus pecheras azules,
haciendo suyos los gritos de los pibes indefensos cagados a palos por la
Prefectura.
Quiero meditar en voz alta, si me permiten.
Aprendí en la vida que los humanos tenemos condición de
sacar cosas buenas de las cosas malas. Las dificultades sirven para templarnos,
y los errores para aprender. Esa disposición para asumir con humildad nuestras
limitaciones, corregir con paciencia nuestras fallas y proyectar con esperanza
nuestras futuras acciones.
Al grano.
Todos somos solidariamente responsables. Y tenemos la
obligación de aprender los flujos y reflujos del proceso de liberación de
nuestra América, para conseguir que el paso atrás sea para tomar envión y dar
dos pasos al frente. Aprender lo que no conseguimos hacer y que se torna
absolutamente necesario para consolidar la liberación de nuestros pueblos. Es
verdad que lo que está pasando ya pasó en historia reciente y antigua también,
y da bronca la estupidez del ser humano, la falta de memoria. Hay que descubrir
el motivo por el que eso ocurre, para que no nos vuelva a acontecer. Los que en
el 2001 reaccionaron por su bolsillo afectado por el corralito, chillaron,
gritaron pero no entendieron un carajo lo que estaban viviendo. Las grandes
gestas se hacen por la emoción, el sentimiento. Pero si no se acompañan por la
convicción, no perduran en el tiempo.
Los seres humanos somos tanto grandioso como jodidos.
El foco.
Lo peor que puede pasarnos es perder el foco, gastar fuerzas
en pavadas secundarias, hacerle el juego al enemigo, dejando que nuestro ego
hable más alto que el proyecto colectivo. Ni gritos histéricos ni lamentaciones
que no llevan a nada, porque con esas actitudes no aprendemos nada. Y aquí la
consigna debe ser: de una vez por todas, tenemos que aprender.
La grieta.
Superar la idea que la grieta es peronismo-antiperonismo, o
K-antiK. Es lo que nos quieren vender. La grieta está entre los que quieren un
país para TODOS, igualitario e inclusivo. Y los que defienden un país
estratificado que justifica los privilegios,
y donde es lógico que los esclarecidos o poderosos manden y la gilada
obedezca. En la segunda visión, muchos de los que están del otro lado de la
grieta estarían de este lado. Radicales, socialistas, si tuviesen princípios,
no podrían nunca estar en el bando neoliberal y antidemocrático que manejan las
corporaciones y el Imperio. Si lo están, es porque obran por su conveniencia y
no por sus principios, que los acomodan conforme les convenga. “Peronistas”
dialoguistas, idem.
Metodología errada.
Pero debemos preocuparnos por nuestros errores, no de los
otros. Muchas veces nuestra militancia ha sido a lo “testigo de
Jehová”...buscando convencer porque somos los poseedores de la verdad, los que
tenemos “la justa”. Discurso al pedo, porque no forma. Eso no sirve para nada. Lo
primero a hacer es salir de “nuestro mundo” y tratar de entrar en el mundo de
la gente: escuchar, tratar de entender lo que piensa, y que descubran lo que
está en juego. Esa postura y el testimonio de una solidaridad irrestricta, obtendrá
que cada uno encuentre su camino, aún cuando no sea exactamente el nuestro.
Pero sí en la misma dirección. En el punto final nos encontramos.
El sectarismo.
Los movimientos sociales y políticos no son sectas, sino
grupos heterogéneos que tienen objetivos comunes, y que saben construir la
unidad en la diversidad. La pluralidad es signo de riqueza siempre que se sepa
separar lo fundamental-principal de lo accidental-secundario. Nuestras
agrupaciones no son sectas, pero muchas veces tienen características sectarias,
aunque sean implícitas. Sin superar esas contradicciones, terminan siendo un gueto,
alejando a tantos que buscan lo mismo que nosotros, aunque desde otras
posiciones.
Tarea militante.
Esa tarea no consiste en organizar a la gente, sino lograr
que la gente se organice. Que surjan los liderazgos naturales y las formas
independientes. Sin manipulación, sin “estrellismos”. Tenemos muchos dirigentes
que buscan su pequeña cuota de poder, y lo que precisamos es dirigentes que
ayuden a construir el poder popular, que no es el de manada y sí de asamblea.
En eso hemos fallado rotundamente, y estamos como estamos. El nível de nuestra
dirigencia es muy pobre comparado con el nível de nuestra militancia.
Democratizar nuestras agrupaciones es todo lo contrario de “bajada de línea”.
Error de los 70, repetido en la última década.
Ciudadanía.
Es la palabra que mejor define el
país que queremos. Compañero, correligionario, camarada, compatriota, un país
de ciudadanos emponderados. Que los hegemónicos usen “vecinos” no es casual...el
mercado los llama “clientes”, los del pro usan “vecinos”. El concepto de
ciudadano está mucho más referido a los derechos de las personas...El diccionario
de la RAE lo define así: “Persona considerada como miembro activo de un Estado,
titular de derechos políticos y sometido a sus leyes” Miembro activo de un
Estado, titular de derechos políticos...un Estado presente, ciudadanos
emponderados...
De esta forma retomaremos el camino que es lucha y tiene 500
años de historia. Con avances y retrocesos. Pero siempre avanzando, porque la
historia no camina para atrás. En estos tiempos difíciles tomé por costumbre al
prender la compu escuchar dos músicas de Teresa Parodi... Resistiendo y Canta
compañero... “cuando todo se derrumba y te quedes en penumbra...no dejes de
cantar...canta para hablarte lo que falta de coraje, y no te rendirás... no les
entreguemos la alegría, compañero...que no crean jamás...que nos han dejado sin
los sueños que soñamos...porque no es verdad...”
Por último, no caigamos en la superficialidad de cantar
“volveremos” pensando en nuestras figuras, o emblemas, o una repetición de lo
que vivimos en la última década. Construir una NUEVA mayoría significa que
aprendimos nuestros errores y volveremos mejores. Con esa claridad que
caracteriza a Cristina como el mejor cuadro político de nuestros tiempos,
debemos luchar para que vuelvan las políticas públicas de quien gobierna para
la gente y no para las corporaciones. Porque esa es la grieta, y sólo se supera
acabando con ella.