quarta-feira, 13 de junho de 2012

LOS BARRIOS OBREROS PERONISTAS...



 Es un tema que me toca muy de cerca, porque en los 70, me cambió la historia, imprimiéndome un sello que mantengo intacto hasta hoy, y pretendo que me acompañe hasta el último suspiro. 
La foto que inicia este posteo, pertenece a un barrio obrero de los que se construían en el primer/segundo gobierno peronista. Pero antes de contar la anécdota que acabo de encontrar en la red sobre su estilo, quiero explicar el por qué ese tema es tan especial para mí. 

En el año 1969, existía en San Pedro uno de estos barrios, que estaba a medio construir y que había quedado paralizado DESDE LA FUSILADORA DEL 55. Bien detrás del Hospital, para quien conoce San Pedro sabe que es zona casi céntrica. Y en un enorme galpón que había funcionado como depósito de materiales, cerrado a siete llaves, con vigilante nocturno y policía casi permanente, los elementos para terminar de construir las casas. CATORCE AÑOS DESPUÉS. Una tremenda hijaputez. 

Cuatro filas de 10 casas cada una, terrenos de 10 por 40 m, aquel estilo chalet que se ve en la foto y sobre el que leeremos luego ese chisme, que pinta de cuerpo entero a Evita. 

En San Pedro, sólo la primera fila estaba techada, con puertas y ventanas. No recuerdo si la segunda fila también, pero a medida que se avanzaba, las casas estaban más incompletas. La última fila, ni techo tenía. A los pocos, y con la anuencia del vigilante nocturno, gente sin techo se fue metiendo en las casas, dividiéndolas, unos en la parte de enfrente, otros atrás. Algunos privilegiados habían quedado con la casa entera. Se fueron montando alrededor, especialmente al fondo, una serie de ranchitos. Y listo! Unas 400 personas al total, con una canilla de agua que estaba en el centro del loteamento, entre la 2ª y la 3ª fila. ¡Cuánto lamento que los vaivenes de mis mudanzas no me dejaran conservar una foto en blanco y negro que tenía de cómo estaba el “barrio Obrero” de San Pedro. 

Con cristianos, ateos, comunistas, formamos un grupo para ir y hacer algo por esa gente. No podíamos prometer nada, no eramos nadie, sólo un grupo de voluntarios preocupados con un problema social. A pesar de ser época de militares, una patriada sanpedrina había expulsado al Coronel que hacía las veces de Intendente, y en ese momento estaba Romano Cucit, un socialista con quien se podía conversar. No recuerdo cuántos viajes hicimos a La Plata para conseguir autorización para abrir aquel galpón. 

Lo conseguimos, y cuando lo abrimos, allí estaban las puertas y ventanas de las casas que sólo tenían abertura, los paneles del baño, con toda la instalación eléctrica y cañería de agua colocados, y otros elementos para terminar las casas. ¡14 años después! 

Hoy, en 2012, cuando el Gobierno peronista de Cristina devuelve al Banco Hipotecario el papel fundamental que tenía para las viviendas de los argentinos, asegurando por otra parte el crecimiento de la economía dando laburo a tanta gente, que va a construir casas para otras gentes, es bueno que rescatemos el espíritu, el criterio de la filosofía peronista, que al menos los que tenemos un cachito de sensibilidad y sentido de dignidad humana, conseguimos vislumbrar. 

Porque curioso, vecino al barrio Obrero de S.Pedro, hay un conjunto llamado FONAVI, 104 viviendas, bien al estilo palomar. Sin criticar a los que lo hicieron, apenas registrar la diferencia de criterios. 

Y para confirmar que como sustrato de un estilo, hay implícita una filosofía, hete aquí la historia sobre el “modelo” de dichos “barrios obreros” 

 “Dicen que algunos asesores de la Fundación Eva Perón andaban preocupados por el diseño arquitectónico adoptado en la construcción de chalets en diferentes barrios, que remitía directamente a las casas individuales de tipo californianas; erigidas en EEUU, en el marco de su Estado de Bienestar, allá por los años 30’. ¿Por qué no recuperar algo ligado a la estética hispana? ¿A nuestras tradiciones?, se preguntaban y finalmente le preguntaron a Evita en una reunión armada para la ocasión. 

También dicen que Evita los escuchó hasta que, algo cansada ya, les pidió que no jodan más, que la gente va al cine y ve esas casitas y yo, dicen que les dijo, quiero cumplirle el sueño a esa gente. Porque si Perón pedía ir del trabajo a la casa, Evita sabía que la gente, además, iba de su casa al cine y del cine a su casa. Es que por aquellos años, ir al cine era toda una salida, una actividad familiar o entre amigos, con un final feliz garantizado. Y si de felicidad se trata, algo similar sucede con uno de los pilares del ABC peronista: la felicidad del pueblo. Tarea ardua, volátil, si las hay. De alguna manera, la materialización de los sueños, de los deseos, sirve para alcanzarla. Y si se invierte dinero, la felicidad, tal vez, se torne más accesible. Y allí está Evita, etérea, elástica, girando, no sin sentido, entre estos tópicos: las casas, los sueños, el cine. 

Entonces podríamos aventurar, por un rato, que aquella estética peronista, y por ende, parte de su identidad cultural, no respondería a una línea racionalista, a una escuela de vanguardia de posguerra en particular, antes bien, en una maniobra que lo define, el peronismo recupera por un lado una escenografía norteamericana para apropiársela, complementarla con otras corrientes artísticas, y transformarla en una estética propia. Una apropiación permanente de otras estéticas. Un sano capricho mestizo. Distintivo. Al punto de que uno ve esas casitas u otras construcciones y dice, eso es del peronismo.” 

Y después, algunos ingenuos se preguntan por qué la pendejada de hoy día, simpatiza con el peronismo.

2 comentários:

  1. Hay muchos ejemplos de esto, quizás el más famoso sea el de Ciudad Evita. Para tu regodeo, te recomiendo visitar un blog que tiene mucho laburo sobre este tema, es del cumpa Minaverry, no te lo pierdas: http://lateja2.wordpress.com/

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  2. Gracias, Moo...ya lo visité y realmente muy interesante.

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