sábado, 21 de maio de 2011

UNA LECCIÓN EJEMPLAR...


Alegría y orgullo. Alegría porque soy votante de Capital, es entonces "mi" candidato y personalmente, de los tres, Filmus era el preferido. Pero el orgullo es muy superior a la alegría, orgullo de la prueba de civilidad y compañerismo que estos tres mosqueteros han dado en esta pre-campaña. Uno está acostumbrado a que en la Argentina, los candidatos se destrocen, y siempre terminen con heridos y resentidos. Hoy un periodista describió el proceso selectivo del candidato K porteño como perfecto, con una "corrección suiza". Yo lo voy a corregir, porque no me cae bien ese bendito europeísmo: cambiaría la "corrección suiza" por "genuino espíritu criollo". No niego la corrección de los suizos, apenas quiero resaltar la nobleza del gaucho verdadero, del hombre de estas tierras. Y quien piense que es mucho nacionalismo, que mire lo que está pasando ahora en España, y vea si en algunas cosas, nosotros los "bárbaros" podemos ser modelo y ejemplo para los "civilizados".



Pero no quiero irme del foco. Los tres pre-candidatos eran 100% potables. Cualquier uno de ellos no sólo podría ser mejor que Macri, ( no se precisa mucho) sino incorporar a la CABA en el proceso liberador que está viviendo el conjunto de la sociedad argentina.


Compitieron sin agredirse. Se postularon sin "absolutizarse" (el único buenito soy yo). Se entusiasmaron sin fanatizarse. Y si en nuestro mundo bloguero había ayer varios mensajes para Artemio, fue justamente porque fue uno de los pocos que, al contrario de nuestros tres mosqueteros y de la mayoría de nuestros militantes, procedió "a moda antigua", destilando aquel "venenito" característico de un Duhalde, una Carrió, un Pinocho, políticos que sólo funcan en base a la "chicana".




La decisión de Cristina de elegir a los dos, me pareció genial, propia de una mina inteligente. Y estoy seguro que Boudou también será bien aprovechado, y muchos vamos a alegrarnos por ello.
MORALEJA: Una nueva forma de hacer política debería ser la lección aprendida en aquellas jornadas del "que se vayan todos". Es ejemplar percibir ahora, 10 años después, que se trata de un fenómeno mundial, que supera nuestras bandas locales. Pero además, es de personas inteligentes examinarse y examinar la realidad, para confrontarla con nuestra conciencia. Aprender la lección significa comprender que no TODOS debían irse, lo que era una verdadera utopía irrealizable. Pero sí TODOS los que encarnasen esa vieja política de privilegios y roscas en las cúpulas, sin una auténtica representación. La política del conchabo, de la sujeción a las corporaciones, de desprecio por "lo público". Néstor Kirchner no consiguió esa representación con aquellos 22% de los votos, gracias a la maniobra excusa del enano mental. La consiguió con su forma de gobernar, demostrando que era posible ser político por ideales y convicciones y no por intereses y negocios. Fue cuando mandó bajar el cuadro de Videla, cuando enfrentó y confrontó con los grupos de poder que estaban acostumbrados a mandar por detrás del trono. Fue cuando no le importó sufrir los efectos de la impopularidad, por no traicionar sus principios, ni faltar a su vocación política de respetar el mandato popular recebido.


Su muerte sacó a la superficie lo que venía gestionándose en el subconsciente popular: la revalorización de la política como una actitud de servicio, EN FUNCIÓN DE LA GENTE, y no de las corporaciones sean económicas, militares, eclesiásticas o sindicales.



La CABA ya tiene su candidato de lujo. ¡A trabajar para que los benditos porteños dejen de mirarse el ombligo, y observando a su alrededor, descubran esa Argentina de tierra adentro, verdaderamente criolla, laburadora y honesta, capaz de construir un colectivo de pueblo feliz.

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