En mi posteo anterior, dejé en claro el contexto en el que se había desarrollado la batalla de Obligado. Traté de ser aséptico, pero observé que junto a los invasores estaban los colorados uruguayos y los unitarios argentinos. No soy especialista ni historiador, no tenía datos concretos, pero sabía y así lo expresé: “Los de afuera, nunca consiguen entrar si no hay alguien de dentro que los llame.”
Por eso, cuando Cristina ayer dijo que en los barcos mercantes que seguían a la escuadra anglo-francesa más moderna de aquel tiempo, venían también argentinos que estaban invadiendo su propia Patria, sentí la alegría de que al fin, la verdad estaba apareciendo. Me desayuné sobre el intento de formar la República Mesopotámica, que integrarían Corrientes y Entre Ríos, lo que haría del Parana un río internacional. (esto mejor que no lo escuchen los sampedrinos...pero en fin...es la historia).
Hoy, leyendo el artículo de Sergio Wischñesky, historiador de la UBA, termino de comprobar aquella información, en un texto mucho más rico que el que mi simple intuición podía resumir. Y lo transcribo textual, aunque esté en Página 12 de este domingo, porque es bueno divulgar al máximo.
Los opositores a Rosas habían convencido a los ingleses de que si atacaban iban a encontrar el apoyo y simpatía de los pueblos del litoral. De hecho, Florencio Varela dejó por escrito su entusiasmo con la llegada de la flota anglo-francesa y propició la separación de Paraguay, Uruguay y la creación de una república mesopotámica con la unión de Entre Ríos y Corrientes. En ese entonces el puerto de Montevideo era manejado por un comerciante inglés que tenía la concesión hasta 1848. Evidentemente muy buenos negocios, libres de impuestos, se presentaban como perspectiva al comercio europeo si lograban quebrar la resistencia a la “libre navegación” de los ríos Paraná y Uruguay.
La flota siguió su avance y tanto desde la prensa unitaria como desde medios británicos se festejaba la llegada de una nueva era comercial.
Pero los ecos de la batalla generaron una nueva resistencia, las poblaciones adyacentes a los ríos retiraron el ganado y todo aquello que pudiera servir de vitualla. Al pasar por las costas de San Lorenzo recibieron ataques de artillería como así también en otros puntos de la travesía.
Al desembarcar en Corrientes y en Paraguay descubrieron con amargura que el alto costo de hambre, enfermedades y muerte no se ajustaba a los beneficios económicos que realmente esperaban obtener. Concluyeron que era mucho más racional reconocer la soberanía de la Confederación en sendos pactos que Inglaterra, y un año más tarde Francia, firmaron.
Traducido al gauchés, los hijos de puta de los unitarios, con su odio ancestral al rosismo, habían convencido a los ingleses y franceses, que la población argentina los recibiría como héroes. No fue lo que sucedió, gracias a esos valerosos hombres y mujeres (gracias Cristina, por desayunarme otra cosa de Obligado que desconocía). Esos criollos de pura cepa, conscientes del poderío militar y tecnológico que enfrentaban, preferían morir peleando antes que rendirse o huir. Si a eso se le suma que los dividendos económicos que lograron los gringos en Paraguay y Corrientes fueron acordes a una pobreza endémica, están dadas las razones que los llevaron a desistir, y reconocer la soberanía argentina sobre su territorio.
Pero....una pequeña observación. Aquellos que habían convencido a los ingleses y franceses para invadir nuestra tierra, vendiéndoles pescado podrido, son los mismos que vencieron en la batalla de Caseros, e instauraron la República liberal, occidental y cristiana cuyos efectos sufrimos hasta ahora. Las cadenas culturales de las que habló Cristina. ¡Qué imagen acertada!
Recuerdo a un político patilludo que en los 70 tenía la imagen de caudillo federal, a quien escuché emocionado en un acto por los mártires de Trelew en la Federación de Box, en la calle Castro Barros de Capital. Ese señor apareció trasvestido de príncipe unitario en los noventa, se jactó de las relaciones carnales con el imperio, y gobernó para los de afuera descaradamente, haciéndonos creer que éramos parte del Primer Mundo.
Los argentinos despertaron de esa ilusión, de la misma manera que aconteció con la guerra de Malvinas. Percibiendo que habían sido engañados y llevados a un gran embuste.
Pero...los herederos de aquel modelo de país “granero del mundo” siguen vivitos y coleando, inclusive en el 2008 lograron formar el Partido Sojero, que ya también se les fue a la mierda. Pero ahí están...Sociedad Rural, Unión Industrial, las grandes corporaciones y los políticos obsecuentes que les responden. Por convicción ideológica, o por apetito personal. Pero son los que hacen de la oposición el poner palos a la rueda, no ya del Gobierno sino del Estado argentino. Los que defendían al Golden boy compadrito que no quería pagar la deuda, inclusive creo que lo tienen como “ministeriable”.
Los chicos de hoy día están aprendiendo cosas que nosotros ignoramos. Y sólo por mucha búsqueda y rebeldía, llegamos a descubrir que lo que nos enseñaban los libros de texto era mentira en su mayor parte, y no eran confiables.
Tal vez ellos lleguen a descubrir que ni Mitre ni Pellegrini fueron tan “héroes” así como para llevar los nombres de las principales calles de la ciudad de San Pedro.
Pero eso, ya es otra historia.
¡Feliz domingo!
¡Feliz domingo!
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