Como falta un año para las elecciones, las cartas parecen que quieren empezar a acomodarse. Aparecen las diversas “conducciones”, las camisetas, los globos, o las pancartas en cualquier movilización que haya.
Está bien, es el juego normal en esos casos. Pero desde la militancia, y expresando un punto de vista absolutamente personal, pero que sé compartido por muchos compañeros, quisiera hacer algunas reflexiones.
En primer lugar, nadie tiene el perónometro o el kirchenómetro. Pero todos sabemos discernir entre un compañero que está en función de dirigente, de un chanta travestido de dirigente. Por el chamuyo, uno se da cuenta quien tiene historia de lucha, y quien está vendiendo pescado podrido.
En los 90 liberales, el caudillejo que prometía, ponía guita, repartía bolsitas u otras cosas, y se colocaba la aureola de “protector” de los pobres era la moneda corriente en cualquier campaña política. Era la expresión acabada de la degradación política, algo que rebentó en el 2001.
Quien intente ahora repetir aquellas costumbres, se va a dar mal. Sea del signo político que sea, puede juntar algunos incautos, pero la gente está mucho más avivada. Porque esa práctica política perimida y corrupta no era sólo de los caciques que trabajaban con los punteros. En una expresión más refinada, los que enarbolan principios republicanos pero hacen de la política una forma servil de defender los intereses de las grandes corporaciones, son tan corruptos como los que compran un voto con un plato de comida. Ambas formas son corrupción de lo político.
LO POLITICO. Fue la gran reinvindicación de NK. La recuperación de lo público, y la gestión en defensa de lo público. Eso es la política. Gestión que responde a principios, que no se claudican. Tosudez? Intransigencia? No, carajo! PRINCIPIOS!!!
Es bueno que aquellos que aspiran a ser votados, vayan pensando en la coherencia de sus principios.
Salió el segundo aspecto fundamental a ser tenido en cuenta: coherencia. Yo estoy convencido de que cada día que pasa, son menos los que comen vidrio. No se puede estar la vida entera montando espectáculos circenses, para tener prensa. Las mentiras tienen patas cortas. La gente común tiene olfato.
Por último, para cualquier funcionario que tenga en sus planos buscar una reelección, lo único que puede ayudarlo efectivamente es una buena gestión. No precisa gastar dinero ni en globos ni en remeras. Gestione, y de verdad. Y gestionar no es correr atrás de despachos oficiales, eso forma parte pero no es todo. Gestionar es zambullirse en la realidad, bajar al llano y tomar el toro por las astas. Dar el nombre a los bueyes. Poner el oído para escuchar los problemas de la gente. Y la decisión política para resolverlos.
¿Y quien no está en la gestión, pero aspira a estarlo? La fidelidad no es a una persona, sino a un proyecto. Y debe demostrar coherencia entre aquello que defiende y lo que practica. Quien maneja la Unidad básica o su agrupación en base al amiguismo, será igual o peor en la función pública.
Por eso, y sin ninguna pretensión de erigirme en juez de nadie, un alerta de la militancia para la dirigencia: PONGAN LAS BARBAS EN REMOJO, porque ya pasó la época de la impunidad. Y hoy, gracias a Dios, lo que se dice en secreto...se pregona desde la azotea. Y pueden estar seguros que desde los blogs, nos vamos a encargar de que así sea.
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