quarta-feira, 3 de novembro de 2010

¡¡IMPOSIBLE!!



Imposible mantener la calma cuando uno lee comentarios como éste:

"Desaparece físicamente uno de los más preponderantes gestores de la corruptela argentina, quiera el buen Dios librarnos de otra pandemia semejante. Kirchner era mala persona, como lo es su mujer, lamentablemente ésta detenta el poder en la Argentina . Cuando podamos librarnos de lacras semejantes, seremos una sociedad digna de ser considerada Pueblo. Mientras tanto, seguiremos medrando entre Moyanos y Cristinas, la desaparición del gran corrupto Néstor, solo nos trae un paliativo" (Comentario de Lectores, Diario El País, sobre la muerte de Néstor Kirchner)

Juro por Dios que quería ser ecuánime, sereno, pasar por arriba de todas esas boludeces, hijaputeces, maldades perversas y visiones miopes de los seres humanos.

Pero desde que el mundo es mundo -¿quién sabe desde cuándo?- es así la compleja realidad humana: todo es una moneda de dos caras, todo es tesis y antítesis, vida o muerte, bondad o maldad, alegría o tristeza. Gente buena y gente jodida. No hay como zafar de esa realidad.

Dentro de esa realidad, hay tipos a los que les toca el papel de “divisor de aguas”. Son muy queridos y muy odiados. Elogiados y criticados. Llorados y maldecidos. Ensalzados y vilipendiados. Héroes o villanos.

Alguna vez, en mi vida, me tocó jugar, en mucho menor escala, y por muy poco tiempo, ese papel de divisor de aguas. Sé lo que se siente: una gran paz y una satisfacción muy grande cuando somos criticados u odiados por aquello que hicimos de bueno, no por lo que pudiéramos tener de malo. Inclusive, el propio Néstor o Cristina ya lo han dicho varias veces: nos critican por lo que hicimos bien, no por lo que hicimos mal.

Por eso, frente a esa parte jodida de los “jodidos”, sólo queda decirse para uno: ladran, Sancho. ¡Señal que cabalgamos! Estamos en el buen camino.

Y ahí lo imposible se torna posible. Seguir adelante, que siempre habrá una parte jodida en este mundo, pero la convicción de lo que pensamos y sentimos es mucho mayor que toda esa mierda junta.
Nunca fui partidario del gueto, pero con toda clareza: los contaminados que queden aislados. Hoy son ellos “los leprosos”. Papel que ya nos tocó vivir a nosotros. Otra experiencia que la militancia nos hizo alguna vez sentir, cuando para algunos amigos podía ser hasta "comprometedor" responder a una carta nuestra, para no quedar pegados.

Por último, quiero dejar bien claro lo que no me banco en esta gente “jodida”: la hipocresía, la falsedad. A veces, algo psicológico dependiente de una mentalidad torcida, no de una actitud proposital. Pero hipócrita y falso al fin. Me da rabia cuando no llaman a las cosas por su nombre. Las travisten como se les antoja. Los jerarcas eclesiásticos, entonces, son maestros en esas cosas. Capaces de poner un hábito celestial a sentimientos de la más baja calaña. Tal vez para hacer real aquella imagen evangélica de “sepulcros blanqueados”, mármoreos por fuera y podridos por dentro.

Se avecinan tiempos en que va a aumentar “la crispación” y el falso argumento de que las cosas no se resuelven por confrontación. Como si esa situación fuese creada por nosotros, y no surgiese de la inicua realidad donde unos son el selecto grupo de iluminados, a los que se puede llamar de “pueblo” como diría aquel lector de El País, y otros somos la masa, la plebe, el populacho. Masa de maniobras, corderitos inocentes que vamos como manada a las órdenes de los iluminados.

Ellos quieren la paz de los cementerios, para que todo siga igual. Los ricos más ricos, los intermedios suspirando para llegar a ricos, y los pobres que se jodan. Por algún motivo estarán como están.

El futuro depende de los jóvenes. Hoy como nunca, urge que esos pibes que irrumpieron en la Plaza de Néstor como aluvión genuino, se transformen en cuadros militantes. Y aquellos que ya lo son, profundicen la participación de la gente, porque hay que crecer entre todos. Tener claro que el objetivo no es llegar a ser “letrados” sino simplemente SABIOS. Pequeña diferencia que tantos intelectuales desconocen!. Especialmente, tantos zurdos bien inspirados. La sabiduría no depende de nociones, conceptos o teoremas. Se construye sintetizando con simplicidad grandes verdades de lo que somos o nos rodea.

En este caso, descubrir la gran verdad de que todos los seres humanos compartimos una misma dignidad, que nos iguala en lo más profundo de nuestro ser, e independe de nuestra condición física, material o intelectual. Una mentalidad igualitaria, para usar una palabrita en boga. Pero no menos clara para entender el porqué unos están del otro lado, y nosotros estamos de éste.

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