No se debe poner a todos en la misma bolsa. Nunca se deben analizar las cosas fuera de su contexto. Y mucho menos tergiversar los hechos, acomodándolos a nuestra conveniencia. En un momento en el cual la campaña política va a comenzar con todo, es bueno que nos preguntemos qué carajo es la ética...y si la falta de coherencia es o no algo antiético. Pero no sólo para pasárselo en la jeta a nuestros adversarios, sino para exigirlo también de nuestros eventuales aliados. Y por supuesto, de nosotros mismos.
Hablando en populés, y sin entrar en la distinción que hay entre ética y moral (no viene al caso) podemos decir que ético es el proceder que se adecúa a los principios que una persona tiene, siempre que éstos sean del bien y no del mal. Obvio. Años atrás, nos querían correr con la idea de que las ideologías habían terminado. Pero esos mismos argumentos expresaban toda una ideología neoliberal que nos vendía las ventajas del mercado todopoderoso, convenciéndonos que es normal que lo que mueva al mundo es el dinero. (y que los que manden sean las corporaciones de todo tipo).
Lo que puede haber terminado en nuestro mundo globalizado son las ideologías anquilosadas, dogmáticas. Hay una concepción de búsqueda, de construcción, de renovación. Inclusive de cambios. Pero siempre hay principios que nortean, los tengamos claros o difusos. Y siempre hay valores que nos determinan: solidaridad, honestidad, autenticidad, coherencia.
Dejar de lado estos valores por conveniencia o mero cálculo, eso es falta de ética. La autenticidad, para ser íntegra, exige una identidad entre el pensar y el decir, y entre el decir y el obrar. Si una de las dos falla, no hay autenticidad.
Esto no significa que uno no pueda cambiar o evolucionar. O correr el riesgo de involucionar, caminando para atrás como el cangrejo. Pero siempre que ello signifique un avance en su línea de pensamiento, un paso al frente, no al costado. Que esté motivado por convicciones, y no por conveniencias. Como será que llegamos a una degeneración total que C.S.M. (alias la rata) llegó a decir: “si decía lo que pensaba, no me elegían”.
Por eso, cuando apareció una pareja de políticos que al llegar al poder, obró por sus convicciones, inclusive bancándose famas de tercos, totalitarios y otras yerbas porque no cedían a las presiones del establishment, hubo varios que volvimos a sentirnos peronistas, y muchos otros que volvieron a creer en la política como forma de servicio a la gente. La juventud en sobremanera.
¿Somos populistas? A mucha honra, con orgullo nos identificamos con los excluídos, los marginados, y los explotados. Hace más de 40 años uno decidió que la vida sólo tiene sentido al lado de los que luchan contra la injusticia. Es un problema de solidaridad. Pero eso, sólo las personas solidarias lo entienden.
Contraponiéndose a la imagen de Néstor o de Cristina ahora, aparecen los “falsetes” de la política argentina.
Dejo de lado a la Carrió, porque es coherente con sus locuras, es una desequilibrada mental, pero al menos desde el inicio parece auténtica en lo que dice, aunque sean las barrabasadas más grandes. Pero hay gente que imagina y se cree lo que imagina.
Dejo de lado a Binner, y al grupo progre que no coincide con nosotros, pero a quienes hay que reconocerles coherencia, autenticidad. Pueden estar haciendo de idiotas útiles, funcionales a la derecha. Pero ahí hay que aceptar el disenso, cada uno piensa a su manera. Excepto a aquellos que fueron a la Rural.
Pero el resto, lo voy a decir con todas las letras: UCR, Pro y peronistas disidentes: SON UN DESASTRE, NO SE SALVA NADIE. No tienen princípios, ni coherencia entre lo que piensan y lo que dicen. Y si llegasen a gobernar, no van a tener coherencia entre lo que dijeran y lo que harían.
La corrida de Ricardito para la derecha, fue un armado manejado por las corporaciones, hasta el nombramiento del vice tiene su marca. Indefendible, sinceramente.
No cabe duda de que la elección de octubre va a ser polarizada, y eso es bueno que ocurra. Porque cuando la gente perciba que estos señores “republicanos y democratas” pretenden volver al pasado, y que si ello ocurre va a perderse todo lo que se avanzó en estos años, yo no tengo dudas de cuál será la decisión de la mayoría. Y además, lo dicen las encuestas. Por una razón muy simple: mientras ellos trenzan y rosquean, patalean y putean, Cristina gobierna con la cabeza puesta en la gente. No lo ve quien no quiere.
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