La profundización de los diferentes procesos de cambios y avances en lo que significa democracia, o sistemas más igualitarios no sólo en lo económico sino en lo cultural, lo ideológico, lo político. Nos guste o no, está cubriendo todo el orbe, con diferentes matices, diferentes actores, y diferentes problemáticas. Pero en todos los casos, desde el Yemen hasta Grecia o España, desde Chile hasta Honduras, siempre se trata de lo mismo: el hombre de a pie quiere ocupar su lugar y reclamar su derecho…a exigir sus derechos, a ser respetado. Y a ser artífice de su destino colectivo, y no un mero espectador, cuando no un esclavo sumiso.
Algunos pueblos como el nuestro, fueron pioneros en ese desborde institucional que experimentamos en el 2001, y comenzamos un proceso positivo a partir del 2003, con Néstor y Cristina.
Hoy los hermanos chilenos, que han vivido un proceso bien diferente al nuestro, con una macroeconomía bien fuerte desde hace muchos años, con una estabilidad de instituciones mucho más moderadas que las nuestras, con unas privatizaciones no tan salvajes, pero duraderas…hoy a esos hermanos les está explotando la burbuja. Y dejando al desnudo lo horrible que es haber reemplazado las políticas públicas por las leyes del mercado.
Y si le explota a Piñera, reconozcamos que la Concertación mantuvo intacta esa burbuja que les dejó Pinochet ya que fue muy tímida en los cambios que eran necesario introducir.
Grandes avenidas, maravillas de redes de vías de comunicación, shoppings de Primer Mundo…es algo que los modestos chilenos vienen disfrutando desde hace varios años. Sin poseer la sofisticación de la que nos gusta hacer gala a los argentinos, pero con una solidez fuera de toda duda, lo que surgen ahora en la República hermana no son pordioseros pidiendo un plato de comida, son jóvenes EXIGIENDO una educación igualitaria, para todos. Reclamando que el Estado tiene la obligación de brindar una educación de calidad para TODOS. Y no sólo para los ricos o los hijos de los ricos.
Cuando Cristina celebra un millón de compus dadas para nuestros jóvenes de todas las clases sociales, los changos chilenos enfrentan a los represores de siempre, porque están protestando contra un régimen educacional basado en el poder del dinero y no en el poder ciudadano.
Bueno que tomen nota los craneotecos de nuestra oposición, que vivieron hasta ahora poniendo como ejemplo de orden y progreso al régimen trasandino. ¿Será que perciben ahora que era una burbuja, y que les explotó? Como son tan necios, seguramente no lo van a reconocer ni aprender la lección.
Pero curiosamente, nuestra gente común, aquel 50,7% que votó en las PASO lo está percibiendo, y está comparando el esfuerzo por mejorar la calidad de nuestra educación pública (que mucho le falta, obvio…porque es un problema cultural) y el aguerrido movimiento de los pingüinos chilenos. Que hoy se ha tornado un grito de alerta de todo el pueblo de Chile.
Y no olvidemos también que está latente el problema de nuestros hermanos mapuches, a los cuales no sólo Piñeira sino también la Concertación, vienen gambeteando desde hace tiempo, en un problema difícil pero que debe ser encarado con coraje.
A los chilenos, nuestra solidaridad y que pronto se sumen a nuestros pueblos que están haciendo, en paz, la revolución de gobernar para el pueblo y no para las corporaciones.
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