Fueron imaginadas para que fuesen verdaderas PRIMARIAS, en que la voluntad del soberano de a pie determinaría quienes serían los candidatos de cada partido. O también para que los partidos menores consiguiesen un mínimo de votantes, para poder participar en la general. Porque la atomización partidaria no le hace bien a nadie.
Pero como los cambios culturales no se dan por medio de decretos, aunque estos puedan ayudar a poner sobre la mesa los tópicos que encierran, en la mayoría de los casos estas primarias han terminado siendo como una gran encuesta previa, para ver cómo está el ranking de los pingos. Excepto en algunos lugares, y a nivel local o provincial, donde se dan algunos casos de verdaderas internas.
De cualquier forma, el objetivo de terminar con la dedocracia está en parte logrado, a mi modesto entender. Porque todos se acertaron entre ellos, (y cómo se pelearon por el queso!) pero ahora tienen que sujetarse al voto ciudadano, para poder competir en octubre. Y nacionalmente, termina siendo una primera vuelta anticipada.
En octubre se juega avanzar o retroceder. Profundizar un modelo independiente y conectado con los hermanos de América, o volver a la dependencia que, con más o menos variantes, sufrimos desde el 55 hasta el 2003. (sin contar el breve período del 73/74 donde “se intentó” imprimir otro rumbo)
No vamos a cantar victoria antes de tiempo. Pero olfateando el país real, pienso que más de uno se va a llevar una sorpresa, justamente por no haber sorpresas. Los profetas del odio han dicho tantas pavadas y maldades, los que se dicen “hombres públicos” han demostrado una “enanura mental” fuera de serie, las distorciones de los grandes medios han sido tan asquerosas y vulgares, que no va a ser sorpresa si “la yegua” le saca varios, pero varios cuerpos a todos estos matungos (y matungas) que van a llegar con la lengua afuera, pero a muchísima distancia.
Pero ¡ojo! todo el desprecio que se merece esta gentuza, lo merecen de respeto aquellos que los van a votar. Y ESTO ES FUNDAMENTAL ENTENDERLO, porque después de las elecciones de octubre, es necesario sentarse a conversar y entenderse, porque las cosas se construyen en el disenso, la discusión, la diversidad.
Hasta el momento, somos la primera minoría. El resto, lo veremos esta noche.
¡Suerte, Argentina!
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