En la inscripción genial que el chico chileno colocó en su bandera, se refleja la visión mercantilista, privatizadora y elitista de una sociedad comandada por el lucro, donde el eje principal no es el hombre sino el dinero y el poder que de él emana.
Ayer, gracias a un video que circulaba por la Red, pudimos ver cómo los pibes chilenos les enrostraban a los movileros sus hijaputeces, confirmando así que la gran prensa mediática es la misma en ambos lados de la Cordillera, fiel expresión de las corporaciones del "statu quo" que incluye lo económico, lo eclesiástico y lo militar. Ciudadanos ilustres de Primera Clase, sólo ellos pueden influenciar las decisiones del poder político, y cuando éste no se sujeta, viene la CRISPACIÓN.
¡Cómo me gustaría que aquellas personas que desprestigian y ridicularizan lo político hicieran lo mismo con aquellos poderes detrás del trono! Porque ahí sí estarían acertando en el clavo y no en la herradura.
Igual, si miramos para fuera, sea para el lado que sea, uruguayos, brasileros y argentinos podemos considerarnos privilegiados. Y en eso muchísimo tienen que ver dos tipos que no han tenido por ello el merecido reconocimiento. Aquellos que nos tiraron de las garras del FMI y sus recetas estranguladoras: LULA Y NÉSTOR. Ellos como militantes siempre habían combatido las políticas entreguistas. Y cuando llegaron al poder, fue una de las primeras cosas que hicieron.
La Historia les va a dar ese crédito, pero principalmente nuestros pueblos, hoy, están usufructuando de esa política acertada.
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