El mejor homenaje que podemos brindarle en este nuevo aniversario es leer calmamente las palabras de quien eligiera, como el título más honroso, el de Abanderada de los humildes. Escribía Eva en La Razón de mi vida:
He hallado en mi corazón, un sentimiento fundamental que domina desde allí, en forma total, mi espíritu y mi vida: ese sentimiento es mi indignación frente a la injusticia.
El tema de los ricos y de los pobres fue, desde entonces, el tema de mis soledades... Yo sabía que había pobres y que había ricos; y sabía que los pobres eran más que los ricos y estaban en todas partes... Hasta los once años creí que había pobres como había pasto y que había ricos como había árboles.
Un día oí por primera vez de labios de un hombre de trabajo que había pobres porque los ricos eran demasiados ricos; y aquella revelación me produjo una impresión muy fuerte. Relacioné aquella opinión con todas las cosas que había pensado sobre el tema... y casi de golpe me di cuenta que aquel hombre tenía razón. Más que creerlo por un razonamiento, "sentí", que era verdad.
Por otra parte, ya en aquellos tiempos creía más en lo que decían los pobres que los ricos porque me parecían más sinceros, más francos y también más buenos. Con aquel último paso había llegado a conocer la tercera dimensión de la justicia social.
Sentí, ya entonces, en lo íntimo de mi corazón algo que ahora reconozco como sentimiento de indignación. No comprendía que habiendo pobres hubiese ricos y que el afán de éstos por la riqueza fuese la causa de la pobreza de tanta gente.
Nunca pude pensar, desde entonces, en esa injusticia sin indignarme, y pensar en ella me produjo siempre una rara sensación de asfixia, como si no pudiendo remediar el mal que yo veía, me faltase el aire necesario para respirar.
Ahora pienso que la gente se acostumbra a la injusticia social en los primeros años de la vida. Hasta a los pobres que padecen la miseria les parece natural y lógica. Se acostumbran a verla o sufrirla como es posible acostumbrarse a un veneno poderoso. Yo no pude acostumbrarme al veneno y nunca, desde los once años, me pareció natural y lógica la injusticia social.
¿ Puede un pintor decir por qué él ve y siente los colores? ¿ Puede un poeta explicar por qué es poeta? Tal vez por eso yo no pueda decir jamás por qué "siento" la injusticia con dolor y por qué no terminé nunca de aceptarla como cosa natural, como lo acepta la mayoría de los hombres.
Pero, aunque no pueda explicarse a sí mismo, lo cierto es que mi sentimiento de indignación por la justicia social es la fuerza que me ha llevado de la mano, desde mis primeros recuerdos, hasta aquí...y que ésa es la causa última que explica cómo una mujer que apareció alguna vez a la mirada de algunos como "superficial, vulgar e indiferente", pueda decidirse a realizar una vida de "incomprensible sacrificio".
http://cayu.com.ar/files/la_razon_de_mi_vida.pdf
Esa mujer marca el camino, y hoy está más presente que nunca en la historia de la Patria. Y en este 26 de Julio, estoy seguro que Eva sonriente, va a mirar a una multitud de jóvenes y viejos, gente de pueblo, que la saluda como Capitana y la asume como estandarte. Para la lucha, sí! Carajo! No hay mejor homenaje para Evita que la Hebe y sus "Cristinas" lanzando su organización participativa en la ex-ESMA. Y si alguien puede dudar aún de qué lado Eva estaria, lea con paciencia y objetividad el texto supra, y no tendrá más dudas.
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