Yo no creo que haya nación en el mundo donde se escriba tanto sobre el acontecer nacional como en la Argentina. De América, por lo menos, que es lo que mejor conozco, no hay pueblo que tenga tanta gente que escriba, analice, cuente su pensamiento, sus reflexiones, sus interpretaciones sobre los hechos presentes o recientes, Inclusive después, cuando se tornan lejanos.
Parangoneando a mi padre, que decía que cualquier acontecimiento –hasta una baldosa floja en la acera- era motivo para invitar a los amigos a comer un asadito o un conejo a la cacerola, yo diría que cualquier hecho relevante en la vida institucional argentina es motivo para notas, libros, ensayos o simplemente...blogs.
Hoy es día de elección en el Brasil, pero yo no voto. Acompaño sí, con pasión, a esta militante sesentista que conoció la tortura en los sótanos de la dictadura, y que llega a la Presidencia de la mano de un tornero mecánico que deja la Presidencia con un 82% de juicios buenos u óptimos.
Pero luego de una rápida pasadita por UOL y la Folha para ver que todo está normal, me zambullí en Página 12, y fui desgranando su contenido con aquel impacto que aún perdura, con aquella ansiedad que es incógnita en algunos aspectos, y con una esperanza ciega en las grandes verdades que están en juego.
Contrariando lo que dice Feinmann sobre la militancia “virtual”, en mi caso particular no tengo otro modo de aportar como no sea por este medio y escribiendo. Pero concuerdo en género y número que, en el terreno de los hechos, la única forma valedera hoy en día es en la militancia territorial u ocupacional. O con los vecinos o con los compañeros de colegio, universidad o laburo.
Estoy convencido de que ese subsuelo de la Patria emergente en la Plaza del 28/10 es la irrupción ruidosa y pública motivada por un hecho traumático, pero responde a todo un proceso que comenzó en el 2003, se agudizó en 2008, y explotó ahora en 2010.
En la primera etapa, mucha gente fue descubriendo que aquel flaco desgarbado era diferente, que no estaba muy a fin de lo protocolar, pero que la tenía muy clara que, para solucionar la crisis, tenía que poner los huevos encima de la mesa. Símbolos, gestos. Esos mismos gestos que provocaron el horror de la prensa mediática y de las señoras gordas, fueron provocando en jóvenes, y en mucha gente decepcionada una confianza de que ese flaco era diferente. Sin embargo, esa confianza era incipiente y silenciosa.
Y ahí viene el proceso degradatorio del 2008, con el conflicto del campo. La gorilada se fue armando, y lógico. Se la veía venir. Ahora sabemos qué es lo que conversaron Magnetto y Kirchner. La Cris no puede ser Presidenta. Clarito como el agua. Y en aquel momento, todo parecía perdido. “El campo”, esa farsa completa. Las cacerolas de teflón. Y el odio del gorilaje, feroz. Ya creían que todo había sido una pesadilla...pasada. La clase media le daba la espalda... autoritarismo... corrupción... y toda la misma cantinela...
Y ahí muchos militantes que sentían la impotencia de no poder frenar esa ola bien gorila que reflotaba las viejas antinomias argentinas, comenzó a atar cabos. Y los ata mucho más ahora, cuando sabe que antes de Cristina ganar las elecciones de 2007, el Gran Poder atrás del trono les había advertido que “ella, no”. Curioso, no? Asume Cristina y ya en los primeros meses de su Gobierno, comienza el intento de desestabilización. ¡Cómo no darse cuenta de que estaba todo armado!
Y lo que no hicieron ni Néstor ni Cristina, lo hizo la propia situación política, incluída la derrota electoral de junio de 2008. Ayudaron sí, la inteligencia de los K de poner en la mesa temas fundamentales, que hacían a la calidad institucional de los argentinos, y que curiosamente pasaron por el Parlamento, incluyendo con votaciones transversales. Ley de Medios, matrimonio igualitario, y otras yerbas.
Ahí comienza el repunte. La gente comienza a procesar las informaciones y las contrainformaciones. Surgen con fuerza los blogs para desnudar la hijaputez de la Gran Prensa Mediática, que miente, disfraza, maquilla, y especialmente, desinforma. Surge un programa televisivo 678, que le llena a mucha gente un vacío, y les abre los ojos. Al menos surgen voces diferentes, y claras, y valientes. Hay quienes se sienten interpretados. Los otros, se sienten ofendidos. Los profesionales mediocres, tipo Lanata, Leuco, Majul, y otras yerbas, se sienten amenazados. Como no hay patotas, basta que un bloguero medio loco escriba un poema de amor a una chica, y haga una romántica amenza de aquel “te mato...” para que un señor periodista que tiene un programa que lo escuchan no sé cuántos miles...considere en serio que van a atentar contra su vida. Y la prensa mediática lo denuncie como un hecho persecutorio. Sólo faltó la SIP intervenir en el asunto... Llegaron al fondo del pozo de la degradación intelectual.
En ese panorama, llegan los festejos del Bicentenario. El Gobierno, con acierto y ética, no politiza el asunto. Pero surge claro y profético, un pueblo que ha recuperado la dignidad y la alegría, y que sale a la calle en orden, a festejar. A aplaudir un desfile que es ideológico 100%. Estaba en Bs.As. pero sólo fui a la Plaza a recibir a los Pueblos Originarios, junto con las Madres. El día del desfile final, fui para encontrar a mi hermana, y una imagen que no se borrará jamás. Subiendo por la escalinta del subte que da a Av.9 de Julio con Diagonal Norte, pasaba en ese momento la parte que representaba el Cruce de los Andes, y los Granaderos tocaban la marcha de San Lorenzo. Y unos adolescentes, trepados a las rejas del subte, cantaban con entusiasmo las estrofas. Yo me quedé helado. No lo podía creer. Para mí era un recuerdo de ceremonias escolares anodinas, ver aquel fervor asociado con una cancha de fútbol, pero con el tema de la Patria, era algo novedoso, escandalosamente novedoso. La multitud apretaba, unos chicos se compadecieron de mi voluminosa figura...y me preguntaron si estaba pasando mal... les agradecí y comencé a caminar como pude hasta el Mac Donalds que está justito en Corrientes y 9 de Julio. Entré como pude, y durante tres horas, sentado a una mesa del lado de dentro, me quedé observando toda la gente que pasaba por la vereda, la que estaba dentro, esa noche sólo era Argentina, y nada más. Pero yo escuché varias veces hablar de “Cristina” con un cariño que sinceramente, me llamó la atención. Y no faltó a mi observación el detalle de que toda aquella marea humana se daba con orden, con tranquilidad, con relativa calma, si es que se puede dar en medio de multitudes que sobrepasan un espacio físico.
Por eso la catarsis del 28 de octubre frente al desaparecimiento físico de Néstor, es la simple reafirmación política de aquella reafirmación patriótica del Bicentenario. Sólo que esta vez, tiene un claro sentido político, y no sólo para NK, sino para Cristina también.
Algo claro para defender: los gorilas de siempre ya lanzaron desde La Nación la comparación de la muerte de Perón...y la situación de Cristina como Isabelita. Hay que tener muy mala leche para esa comparación, no se puede ser tan ignorante. Ni Néstor era un viejo senil prisionero de su propio ego (con todo respeto por el General, hay que saber ser autocrítico) ni Cristina es simplemente una bailarina que se puso a cuidarlo en sus años de vejez, y tejer una “red protectora” de la que no pudo escapar el viejo león. Perón se murió y dejó al país en manos de una mujer que, por sus propios méritos, no podía estar al frente ni siquiera de una Intendencia...
Cristina es un cuadro político con luz propia, una luz compartida en un maravilloso ejemplo de pareja que comparte todo, inclusive sus ideales políticos, su vocación social. Como exactamente 50 años antes, eran Perón y Eva. La comparación entre ambos matrimonios no es casual. De forma diferente, con caraterísticas propias, pero se dio en ellos una simbiosis genial entre lo personal y lo público, que uno completaba al otro, influenciaba en el otro. Eso era mutuo.
En este caso, aún más. Porque Cristina ya ejerce el mandato presidencial desde antes, y todos saben que hasta en las últimas encuestas, estaba un poco arriba de Néstor en la preferencia popular. La intención de compararla con Isabelita es malvada, y sólo tiene por objetivo denigrarla. Pero se la vamos a refutar de esta manera:
Si quieren comparar, piensen qué hubiese pasado en el 52 si en lugar de morirse Eva, se moría Perón. Tal vez la sociedad de aquel entonces no estaba madura para que una mujer ejerciese la Presidencia. Pero que el liderazgo del peronismo quedaría en las manos de Eva, y que la historia hubiese sido otra, quién lo puede dudar? Algún ignorante, o mal intencionado.
Basta de mirar para atrás. Y mirando hacia adelante, hay que ser claro y claro. Ese subsuelo que afloró esta semana, ese peronismo renacido como peronismo, o kirchnerismo o cristinismo (el nombre es lo de menos) debe organizarse territorialmente, entendiendo por territorio no sólo el espacio físico sino también el espacio vital que cada uno tenga, en su ámbito de laburo o estudio. Movimientos sociales, sindicatos, JP, J.Sindical, universidades, colegios, cooperativas, y todas las formas que el pueblo se de para irse organizando. Sin personalismos. ¡Qué puto desafío! Esa es la clave, y talvez sea el mejor legado de Néstor. No se murió y dejó un caos de mediocres, comandados por una inútil. Dejó, sí, incógnitas. Pero dejó una Líder indiscutida, que ya se ganó la lealtad da la gente de pueblo, y de los obreros, y de los jóvenes. En la dirigencia, habrá quienes son confiables y quiénes lo sean menos. Moralmente o ideológicamente. Pero en esta nueva etapa, la avenida que va desde abajo para arriba es tan importante como la que baja de arriba para abajo. NI GUETO, NI MANADA. Y por favor, que todos entiendan: primero está la Patria, luego el Movimiento y finalmente, los hombres.
Somos Pueblo. Somos peronchos. Como dijera Cristina luego de enterrar a Néstor en Río Gallegos, “siempre andamos en medio del pueblo y el tumulto. No vamos a cambiar justo ahora.” Esa misma morocha, que tanto en Bs.As. como en Río Gallegos, mandó parar dos veces el cortejo para retar a la policía por la forma cómo trataban a la gente. Nada extraordinario, apenas el reflejo de que tanto Néstor como ella, como buenos setentistas que son, eligieron como ideal de vida vivir en función de servicio a sus semejantes, especialmente a los que menos tienen. Uno los entiende, porque gracias a Dios, aunque sea en el anonimato de los cualumques, es la opción elegida con la que pretendemos morirnos un día. Sin haber cruzado jamás el charco de la traición a esos ideales.
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