Ni quería escribir, pero callarse sería cobardia. Cuando uno escucha ciertas noticias, y aun sabiendo que los medios, con la peor mala leche posible, se aprovechan de los problemas para aumentar su gravedad como una caja de resonancia, uno se da cuenta de que la situación tiene varias aristas con un denominador común: caos. Sabíamos que eso iba a pasar. Y no le pidamos al Gobierno que prevea todo ni que haga milagros. Apenas tengamos la confianza de que, manteniendo una línea de conducta, con serenidad y firmeza, continúe gobernando. Sin ceder en lo que no debe ceder, negociando en lo que puede negociar.
Hay algo que debemos tener todos bien presente: a medida que avanzan los tiempos, la cosa se pone más brava, porque ciertos sectores están dispuestos a jugarla con todo. Pero no hay clima para golpe, ni posibilidad del caos del 2001, cuando no había gobierno, ni algo que se le parezca. Cristina ha demostrado ser buena de reflejos, ha tomado las medidas que debía tomar, conservando el equilíbrio entre resguardar el orden público, y no reprimir las protestas sociales, inclusive cuando ellas son provocadas.
Ahí apareció la palabra: provocación. Todo el mundo sabe que atrás de Macri, de Duhalde, y del PO hay provocadores profesionales, que junto con otros elementos como pueden ser la falta de luz, o la falta de dinero em los cajeros automáticos, o el feriado bancário decretado de sopetón sin más ni menos, crean la imagen del caos total.
Claro que la prensa mediática explora ese caos de violência, y no publica el caos de la ruta a Mar del Plata congestionada a más no poder. Todo el mundo reclama, pero en la Feliz, no hay lugar para dormir, como cuentan que les pasó a María y José en Belén.
Argentina está en un buen momento, a pesar de todas esas cosas. Hubo justicia y se está cerrando una página de la historia que debería haberse cerrado hace 20 años. Falta ahora que Menem vaya en cana mismo, para que se termine la impunidad. Para que nuestros niños y jóvenes aprendan que la Justicia, aunque sea tarde, llega. Y que no se puede, impunemente, manejar la República como si fuese una estancia.
Entonces, no estamos tan mal. A pesar de Macri, de Duhalde y de los cajeros automáticos.
Esta noche es Nochebuena, mañana es Navidad, y pasado mañana la vida continúa. Deseo de corazón que a todos aquellos que hacen sufrir a la gente humilde o la usan para su beneficio, se les atranganten las nueces en la garganta o el champán se les suba a la cabeza y se tiren de un 8º piso...pero a los honestos o de buena voluntad, aun aquellos que no piensen como yo y los tenga “en la vereda de enfrente”, les deseo mucha paz, y les brindo mi cariño y mi respeto. Porque nadie es dueño de la verdad. Sólo espero que sean honestos, y critiquen lo que está mal, pero reconozcan lo que está bien.
Por último, a todos aquellos que compartimos un mismo ideal y una única militancia, peronchos o zurdos, no importa, aquellas palabras del inicio del posteo: calma, muchachos! Unidos y vigilantes, serenos y fuertes, con las manos entrelazadas para continuar escribiendo esta historia de liberación. Pacíficos, pero no boludos.
Nenhum comentário:
Postar um comentário