Como todo pasa en la vida, la Navidad ya era...Por estar tomando antibióticos para curar una bronquitis mal curada, no pude brindar. Pero a fuer de ser sincero, tampoco estaba con mucha disposición de brindar. Ataque de sinceridad, tal vez. Cansancio de esa superficialidad estúpida de un mundo que vive de las apariencias y de la imagen. Cosas repetidas por tradición, pero sin mucho sentido. Será que si Jesús naciera hoy, los ángeles que avisaron a los pastores...a quiénes les avisarían del nacimiento del Redentor? Al Papa del Vaticano, con su riqueza escandalosa y con la cuadratura de su moral corporativa? A las familias de todos aquellos famosos del mundo de la política, la farándula o las corporaciones? Pienso que pasarían de largo por todos esos lugares de luces encendidas, arbolitos llenos de regalos, mesas fartas, para llegar debajo del puente, donde están aquellos sin techo pateados como tachos de basura, sin una entidad bajo la cual se sientan protegidos y respetados. Pasaría por aquellos que por mil motivos, se sienten "una mierda" tirada en el espacio. Con seguridad los ángeles no entrarían en ninguna iglesia, llenas de becerros de oro. Buscarían aquellos seres humanos que para el apóstol eran "templos vivos de Dios", pero en la práctica, son como tachos de basura.
¡Basta! Navidad pasó, y que les haga bien lo que comieron, bebieron y los gustos que se dieron.
La vida continúa, y para quien la vida es lucha, la lucha continúa. No es la lucha por un futuro personal, ni por bienes materiales que no faltan, pero son buenos sólo en la medida de lo necesario. Es la lucha por un mundo más justo, más humano, más digno.
Falta una semana para que termine este año que nos dejó y nos llevó tantas cosas. Época de balance. De inventario. De reflexión. Y de compromiso.
Vamos a despedir bien 2010, para comenzar mejor 2011.
Y esa noche sí, voy a poder brindar. Con seguridad, en mi pensamiento estarán presentes, además de cumpas, amigos, familia, la imagen de dos mujeres guerreras, que precisarán de mucha suerte, sabiduría y coraje. La Dilma brasilera, la Cristina argentina. Una va a comenzar ese día su mandato, conferido por 56 millones de brasileros que la votaron. La otra, va a conseguir su reelección, para continuar por otro período la obra que Néstor comenzó.
Esta semana, reflexión, y balance.
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