Un estudio serio de la Universidad de Buenos Aires sobre el voto del domingo, refleja el acierto de las políticas públicas del gobierno CFK. Interesa constatar en las columnas de la derecha, los porcentajes de adhesión a algunas políticas por parte de quienes no votaron por Cristina. Un 79% de ellos concuerda con el juicio a los militares, un 72% con la Gendarmería en la calle, un 66% y 65% con la entrega de notebooks y matrimonio igualitario, etc.
Posiblemente queda graficado con mayor claridad lo que posteábamos ayer sobre luchar para llegar al 71%, y con seguridad, sería más de un 80% de argentinos que concuerda con un país más igualitario, más “para todos”. Puede haber temas más “pícantes” donde el porcentaje es menor, como en la ley de medios (sólo 40% a favor) o fútbol para todos (31% a favor). Pero en la peor hipótesis, hay un 40% de los que no votaron a Cristina que concuerdan con las líneas políticas que su gobierno expresa y ejecuta.
Su rechazo puede estar fundado en miles de razones, la mayoría de ellas boludeces, o pequeñas travas de gorilaje, remanentes de mentalidad de clase medio pelo. Es el fruto de que casi todos los ataques a Cristina llevan la marca anodina de la superficialidad, del chismerío barato, de prejuicios tontos. No se basan en una discusión ideológica, como los planteos ultramontanos de la Gorda y el Cabezón, personajes retrógrados a ultranza, expresión de ese 21% del voto opositor que se opone a los juicios a los militares.
Nuestra tarea es no gorilizar a todos, y saber exponer el proyecto como proyecto político. Hacer entender que bajo el ropaje de la banalidad de los globitos amarillos, o de los pseudos intelectuales del zurdaje desubicado se esconde un propósito de volver a lo que no queremos volver: la política al servicio de los grupos hegemónicos en vez de estar al servicio del pueblo, de la mayoría. Una política inclusiva y no excluyente.
Tenemos una Jefa indiscutible y repolenta. Tenemos historia, carajo! Tenemos tantos que dieron su vida por ese sueño. Tenemos ejemplos como Perón, Eva y Néstor. Y tenemos una juventud maravillosa, que además de ocupar la Plaza, nuestra Plaza, está ocupando magníficamente su lugar en la historia y en el quehacer nacional. Revalidando la política como el servicio al bien común.
No podemos fallar, y no vamos a fallar. ¡FUERZA, ARGENTINA!
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