Según mi vieja libreta de enrolamiento, el 28/10/2007 volví a votar después de 34 años. Tengo registrado el voto del 15/4/1973, que fue para el Tío. Y el del 23/9/1973, que fue para Perón.
Nunca más voté, ni sentía necesidad de votar. Al tener mi domicilio en el exterior, no tengo la obligación de votar. Ni siquiera en las elecciones del 94, que estaba en la Argentina.
Al flaco no lo voté, porque todo era una nebulosa. Le tenía una cierta confianza, pero…era una incógnita. Si sería uno de los nuestros, o sería como los otros.
Pero en el 2007, sabía que tenía que votar. Tuve que viajar a S.Paulo para anotarme en el padrón, porque sino, no podés votar. Y la voté a Cristina con una alegría enorme. Le tenía confianza total.
Hoy ya me estoy preparando para el domingo, aprovechando para visitar a mis hijos que viven en S.Paulo. ¡Cuántas veces en esta semana miraba a la vieja libreta de enrolamiento en mi mesa, pensando en el domingo!
Porque este voto para Cristina es distinto. Además de la confianza personal, hay una convicción de un pueblo que está encontrando el camino, y que está dispuesto a no retroceder, yendo por más.
El domingo, ¡a reventar las urnas! ¡Fuerza Cristina, y vamos por más!
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