Allí están esas mujeres entre 80/90 años, firmes, recomenzando todo de nuevo. Pero con el mismo espíritu y el mismo amor con el que comenzaron sus rondas en época de la dictadura, reclamando por sus hijos desaparecidos. Hoy ya no los buscan, pero esa experiencia que cambió sus vidas las llevó a organizarse para hacer lo que sus hijos hubiesen hecho de estar con vida: laburar para la gente, universidad, viviendas, cooperativas, etc. Y cuando podían estar muy tranquilas en casa, disfrutando de los nietos o del descanso, están ahí luchando, dando pelea, comprando dolores de cabeza o sinsabores. Pero firmes.Tenían una revista, Sueños Compartidos. La hijaputez de un tipo en el que confiaron, les hizo una mala jugada, las quisieron ensuciar. Pero no lo lograron. Porque las Madres pueden haber sido crédulas, pero son limpias. Su revista, tuvo que dejar de salir en junio, seguramente por los problemas que tuvieron que enfrentar y aún enfrentarán. Pero bueno, esas viejas coraje no se rinden, y allí están, aprovechando su ronda semanal para lanzar una nueva revista, que será vendida los primeros viernes de cada mes juntamente con el periódico Tiempo Argentino.
A nuestras Madres de la Plaza las podemos llamar también Madres del Pueblo. Nuestro cariño es poco, nuestro compromiso de continuar esta lucha por el bienestar del pueblo, es más. Es la mejor forma de retribuir todo lo que nos dieron en estos años y que continúan dando, hasta que Dios las llame junto a sus hijos queridos.
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