Gracias a una excelente cobertura de una radio sampedrina, que ciertamente no es oficialista, acompañé esta mañana la visita de Guillermo Moreno a Papel Prensa en San Pedro.
Si para el Secretario fue una clase práctica sobre el funcionamiento de la planta procesadora, para este humilde militante que está en otro país, a miles de km de distancia, fue una clase de soberanía y reafirmación de políticas de Estado, políticas públicas. La reputa madre, cómo nos faltaban funcionarios así, con las pelotas bien puestas para enfrentar en nombre del Estado, que es decir, en nombre de todos los ciudadanos, la defensa de la función social de los medios de producción. Y no estoy refiriéndome a ningún tipo de socialismo, que es muy utópico. Apenas a un control absolutamente necesario, y que nunca debería haberse dejado de ejercer.
Ni quiero entrar en el tema del robo que hicieron, eso lo dejo para la Justicia, que gracias a los nuevos vientos que soplan desde el 2003, debe actuar y restablecer justicia.
Pero increíble todo el nerviosismo, desde lejos uno sentía que se podía cortar el aire con un cuchillo. Claro el mensaje de los accionistas estatales: esa fabrica tiene que trabajar a full, lo que no está ocurriendo, y garantizar la provisión de papel en iguales condiciones a todos los medios gráficos del país, y no sólo para los malvivientes que se apoderaron de ella. Y utilizo la palabra con una seguridad total, porque no hay otra palabra para calificar toda la historia negra de los capitostes mediáticos con la bendición de los dictadores asesinos.
Hace rato que estoy convencido de que este Gobierno es el más peronista de todos desde el 55, inclusive de aquellos que tuvieron a su cargo al propio General, ni hablar de la Isabelita. Pero si tuviera alguna duda, lo que yo sentí hoy mientras escuchaba la visita de Moreno a la planta fue justamente eso.
Por último, la alegría enorme del papel que los obreros de Papel Prensa , que tomaron parte activa en el asunto. ¡10 puntos!
Y para los idiotas que salgan diciendo que se trata de “venganza”, “estatización”, “chicaneo” de bajezas políticas, presentando esto como una guerra con el monopolio mediático, hay que explicarles que se trata simplemente de poner las cosas en su lugar, y respetar el papel regulador que debe tener el Estado en la economía, ya que es el único que puede garantizar que se respete la función social de los medios de producción.
Para finalizar, quiero reconocer a la radio de Lili Berardi el justo equilibrio de su excelente cobertura periodística. Hasta hubo un oyente cavernícola que llamó puteando reclamando por la importancia dada a Moreno. El dinosaurio no entendió que no es un negocio particular. Y que el hecho de que alguien decida ponerle el cascabel al gato, terminando con una larga historia de falso progreso y menor sentido social, merece respeto. Respetar el derecho que tiene la mayoría de definir lo que debe de ser de todos, y no de unos pocos. Tal vez si leyese un poco más a Moreno, pero no a Guillermo sino a Mariano, entendería un poco más lo que pasa en este país desde 1810.
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